Hay una mirada que lo abraza todo... Y en ello, todo se ve bello.
Mirada atenta... mirada abierta.
Mirada que va mas allá de la mente... y por tanto del juicio, control o expectativa.
Que al hacerlo, explora caminos de contemplar y sentir....
Que abre espacio a la expresión de lo que observa...
En una experiencia de belleza.
Bello se vuelve mi cuerpo cuando lo miro así y en ello lo habito.
Bella la emoción que, aunque pueda doler, encuentra camino de expresión en esa mirada.
Bello descubrir la inocencia de mi personalidad al ser observada.
Bella esa persona o circunstancia que, al ser bienvenida, es vista más allá de la apariencia.
Bello el entorno, en todas sus formas, al ser contemplado y no interpretado.
Así respiro belleza en la puesta de sol... y también en la tormenta.
En la alegría de la celebración o el encuentro... y en la honestidad del llanto o la soledad.
En la templanza del agua que fluye y se adapta... y en el fuego que quema y transforma.
En el susurro del silencio... el que expresa calma y el que es vacío.
En el color del sonido... el que pinta armonía y el que es brochazo inoportuno.
En el sabor y textura del abrazo... y en el dolor del rechazo.
Porque al mirar sin juzgar, no me vivo separado de lo que observo.
En una experiencia de unidad que es hermosa en sí misma...
En una mirada que en todo percibe vida.
Y la vida...
La vida es bella, sí, así mirada... así desnuda
Y bello es experimentar que soy esa vida.
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