Despacio… Que ya corrí demasiado.
Cuando era un joven estudiante que se abría al mundo, externo e interno, mi padre me dijo un día: “Manu, ¿tú no serás lento?"
Como si fuera malo.
Esas frases que quedan grabadas en el subconsciente toda la vida, como tanto mensaje de una sociedad ávida de “hacer” y huérfana de “ser”.
Despacio… Que ya corrí suficiente.
Ser rápido para algunas cosas puede ser una virtud, pero tener prisa, no.
Despacio se despliega percepción, espacio de escucha.
Despacio, me pongo al ritmo de la Vida…
Atiendo la circunstancia y me atiendo en ella.
Observo la reacción y genero la acción consciente, libre.
Libre de mí, de la prisa por llegar no sé dónde… Cuando aquí está la vida.
Me rindo a ella y su fluir tranquilo, rápido o catártico cuando toca,
En su ritmo… No en mi prisa.
Despacio… Que ya corrí demasiado.
Tanto que me dejé atrás… Atrás quedó la honestidad de mi sentir, la posibilidad de atenderme, cuidarme y aprender.
Despacio…
Despacio me miro… Y te miro… Y te veo, más allá de la apariencia, como a mí me veo de la mía.
Y nos descubro Uno… Y nos vivo Vida.
Espejo, Inspiración, Serenidad, Por fin leo lo que siento, Gracias, son algunas de las palabras que retratan mi sentir tras leerte. Gracias por sentir e invitar a sentir. Un beso, Manu.